El oficio del cerrajero nació a partir de la rama de los herreros, estos eran eruditos de la forja la cual empleaban para la separación entre parcelas y casas. Más adelante se fueron especializando hasta crear las cerraduras y las llaves. La cerrajería es en sí uno de los métodos de ingeniería para seguridad más primitivos que existen. Según las nuevas civilizaciones comenzaron a asentarse en lugares fijos y comenzaron a poseer bienes tales como viviendas, mercadería u objetos de valor, el interés por protegerlo fue en aumento, ya los egipcios disponían de mecanismos de cierre compuestos por llave de hierro y cerradura de madera pero es posible que fuera en la época de mayor grandeza romana cuando se consolidó el oficio de cerrajero.

Esta profesión ha sabido resistir el paso del tiempo, a diferencia de otras, debido a que ha ido evolucionando con las nuevas tecnologías y mecanismos tecnológicos que de una forma u otra, se adaptan a las diferentes necesidades de seguridad en una propiedad. En el trascurso de la historia las profesiones han sufrido cambios o trasformaciones que han provocado la desaparición de muchas de ellas, pero no es el caso de la cerrajería ya que es pronosticable que nunca deje de tener demanda, pues es una quimera el pensar que algún día podremos confiar los unos en los otros. Por lo que el cerrajero profesional siempre será necesario para preservar nuestros bienes seguros.

Si bien es cierto, que los cerrajeros han pasado de ser artesanos a técnicos e ingenieros, teniendo en cuenta que hace un siglo los ladrones podían abrir una puerta sin más herramienta que un par de alambres y un poco de habilidad, esto demuestra que la labor del cerrajero era sencilla. Pero hoy en día no es tan fácil para el delincuente acceder a una propiedad gracias a la creación de nuevas cerraduras y sistemas de seguridad.

El desarrollo tecnológico en el sector de la cerrajería es indiscutible, pues hoy encontramos nuevas líneas de productos acondicionados a las últimas necesidades en los que se aplican los últimos avances tecnológicos. En España hasta ahora los sistemas de seguridad estaban obsoletos proporcionando una insuficiente seguridad, pero esto ha cambiado y la comercialización de los productos por parte de los fabricantes cuenta con las certificaciones europeas necesarias. Con la inversión en I+D los fabricantes están fomentado el traspaso lógico de los sistemas mecánicos a los electrónicos.

El sector de la cerrajería permanece vivo e incluso se podría decir que se ha fortalecido en tiempos de crisis, capaz de ofrecer soluciones con alta tecnología.

Gracias a la tecnología es posible fabricar cerraduras de configuración más compleja cuya finalidad en ocasiones no es tan si quiera mantener las puerta cerrada, sino instaurar un parapeto de seguridad que dificulte el acceso a los delincuentes aun cuando usen las técnicas de robo más sofisticadas. El oficio de cerrajero es tradicionalmente traspasado de padres a hijos, aunque esto no signifique que vaya a quedar estancado por su descendencia artesanal. Hoy en día el trabajo de un cerrajero no se limita al montaje de cerraduras, sino que, estos profesionales han de ofrecer montaje, mantenimiento o reparación de cualquier sistema de seguridad bien sea mecánico o electrónico e intentar ir siempre por delante de los delincuentes para que permanezcamos protegidos.

En resumen, a pesar de que probablemente el avance tecnológico ha complicado el oficio dificultando su aprendizaje, también ha conseguido que los profesionales cerrajeros de hoy estén muy preparados y sean mejor valorados cada día.